Nadia, una historia de superación y aprendizaje continuo

Nadia tiene 36 años y es originaria de Rusia, donde durante toda su vida había estado trabajando como directora y técnica de sonido en el mundo de la radio. Llegó a España en 2017, saliendo de su país a causa de su orientación sexual. “Estaba cansada de vivir una vida cerrada, de no poder sentirme segura y por la sensación permanente de amenaza”, afirma. Después de sufrir una agresión en plena calle, decidió emigrar a España y, con la ayuda de Accem, pudo encontrar trabajo en Vitoria.

Actualmente es operadora de máquina en el Departamento de Control Unitario y Blocadores en la empresa RPK, dedicada a la fabricación de muelles para automoción. Aunque lo “lleva en la sangre”, como ella misma dice, pues tanto sus padres como sus abuelos han trabajado toda su vida en fábricas, para poder desempeñar este puesto Nadia se ha reciclado completamente: “Antes no tenía ni la formación apropiada, ni la experiencia para trabajar en una fábrica –explica–. Como soy una persona de mentalidad técnica, decidí detenerme en profesiones técnicas y realizar cursos sobre electricidad, actividades auxiliares de almacén, de operadora de carretillas elevadoras…”.

Finalmente apareció su gran oportunidad, y la empresa RPK le ofreció su primer contrato. Cuando llegó hace un año a la fábrica, admite que integrarse en la plantilla al principio fue un poco difícil debido al idioma, pero siempre ha tenido el apoyo de sus colegas: “lo entienden y siempre intentan ponerse en mi lugar”. Aunque su español ha mejorado bastante, aún sigue asistiendo a cursos y sus compañeros también le ayudan con el aprendizaje.

Ahora no se cansa de repetir toda la suerte que ha tenido con sus compañeros y jefes: “Al ver la actitud hacia los extranjeros en Rusia, esperaba algo similar en relación a mí aquí, pero resultó que este es un mundo completamente diferente. Tengo una excelente relación con mis compañeros y estoy muy agradecida a ellos por su ayuda y apoyo. Ellos son como mi familia aquí y así no me siento sola en otro país”. También destaca que en su actual empleo puede ser ella misma: “Todos saben sobre mi orientación sexual y, si alguien me pregunta, no tengo miedo en responderle. En Rusia tenía que ocultarlo para no perder el trabajo. Aquí me siento segura y sin miedo. Veo la reacción de la gente y es absolutamente normal”.

Tanto ella como RPK son claros ejemplos de aprendizaje mutuo y una muestra de que la apuesta por el talento no tiene nacionalidad, ni género, ni orientación sexual. Con sus ganas de aprender, de superarse y de contribuir, Nadia forma parte de las #mujeresin.


Imágenes cedidas por Harresiak Apurtuz.

Menú