Ileana, una mujer que convierte los obstáculos en nuevas oportunidades

Ileana es una joven médica, proveniente de Honduras. Allí, trabajaba en un hospital atendiendo a un importante número de pacientes cada día: “Cada cinco días realizaba guardias de doce horas de duración, y si coincidía en fin de semana eran de 24 horas. No tenía vacaciones, por lo que casi siempre me encontraba cansada. Pero estaba feliz”.

También colaboraba como voluntaria en una ONG, impartiendo charlas informativas a jóvenes para prevenir su ingreso en las conocidas como ‘maras’. Sin embargo, a causa de su activismo, comenzaron los problemas: “Recibimos amenazas de muerte y luego extorsión hacia mi persona –recuerda–, lo que me obligó a cambiar de lugar de residencia y abandonar mi trabajo”.

De esta manera, junto a su marido, llegaron a España hace dos años, donde recalaron en Barcelona. Ileana consiguió su primer trabajo en un bingo mientras realizaba varios cursos de formación en el Colegio de Médicos y estudiaba a la vez catalán en Accem. Finalmente consiguió homologar el título de su licenciatura, con lo que fue contratada en una mutua como médica asistencial para casos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

Un cambio de etapa nunca es fácil, especialmente en un lugar nuevo, en un país distinto. “Tenía miedo… me sentía insegura incluso con la actividad asistencial, a pesar de mis años de experiencia. Afortunadamente, mis compañeros de trabajo me han brindado ayuda siempre que lo he necesitado”.

Ileana continúa formándose, ya que “cada país cuenta con su propio sistema de salud”, aunque admite que al principio fue “un poco abrumador”. “No solo bastaba tener conocimientos de medicina”, explica, “sino también dominar muchas tareas médico-administrativas que antes ni siquiera conocía, que he ido aprendiendo en este tiempo y que poco a poco ya voy controlando con mayor familiaridad”. A pesar de todo, se muestra optimista y con inagotables ganas de seguir mejorando y desarrollándose profesional y personalmente: “Esta oportunidad es una gran experiencia de enriquecimiento, tanto en los conocimientos que adquiero cada día como en la interacción con el personal sanitario y con los pacientes, conviviendo con tanta diversidad cultural”.

Pero no solo es ella quien aprende y se enriquece con su actual empleo, sino que también es ella misma quien aporta un valor añadido a la atención de todas las personas con la tiene contacto: “Todo esto me permite aportar mi experiencia y, sobre todo, calidez y empatía”, recalca. Su predisposición, sus ganas de seguir desarrollándose y su capacidad de adaptación la convierten en una de nuestras #mujeresin.

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