4,5 millones de inmigrantes en España
Representan solo el 9,82% del total de población
España es el 8º país de la UE en número de inmigrantes
El 61% proceden de países no pertenecientes a la UE
Marruecos, Rumanía, Reino Unido y China son los principales países de procedencia
Sectores en los que son contratados: servicios (50%), agricultura (35%), construcción (6%) e industria (6%)
Cuando compartimos nuestro día a día en nuestro puesto de trabajo con personas de distintas edades, orígenes, nacionalidades, culturas o capacidades, nos enriquecemos. Crecemos compartiendo sus diferentes vivencias, experiencias, valores y aprendizajes.
Una persona que deja su país de origen, bien porque ha tenido que escapar de la guerra, la violencia o la persecución; bien porque quiere dejar la pobreza y la precariedad económica; o bien porque sencillamente quiere mejorar sus oportunidades y sus condiciones de vida, se enfrenta a obstáculos difíciles de superar. Las personas migrantes son personas con gran capacidad de resiliencia e ilusión, capaces de asumir retos y responsabilidades.
¿No tenemos todos/as el derecho a buscar una vida mejor? ¿No se comprende el deseo de mejorar, de querer mejores oportunidades para ti, para tu familia, para tus hijos e hijas? ¿No crees que es una oportunidad espectacular poder compartir cada día las distintas experiencias de tus compañeros y compañeras de trabajo? ¿De personas con edades variadas, con orígenes distintos, con diferentes maneras de pensar, de concebir el mundo, o con diversidad funcional?
Nosotros y nosotras respondemos a todas estas cuestiones con un SÍ rotundo, seguro, convencido. Nosotros y nosotras creemos que el empleo no tiene color. Nosotros y nosotras somos y buscamos #personasin.
La igualdad en el ámbito del empleo es una asignatura pendiente. La inserción laboral es un elemento clave en el proceso de integración social de todas las personas migrantes. Si compartimos calles y plazas, cafés, cines, autobuses, escalera y ascensor, estaciones, guarderías, salas de espera, colegios, institutos. ¿Cómo sigue costando tanto encontrarnos en el puesto de trabajo? ¿Cómo es posible que nos lo estemos perdiendo?
La riqueza de la diversidad
Más talento
Nuevos saberes y conocimientos
Resiliencia y superación
Interculturalidad
Intercambio y aprendizaje mutuo
Sostenibilidad y cohesión social
Pero aún hay más. En el mundo del trabajo, en la empresa en la que desarrollamos nuestro oficio o profesión, la diversidad impacta de manera positiva y directa sobre la productividad. Pero esto no sucede por arte de magia. Para conseguirlo es necesario aprender a gestionar la diversidad, a gestionar adecuadamente la heterogeneidad del equipo, su mirada plural y diversa.
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Ser mujer y ser migrante
Ser mujer y ser migrante significa afrontar más dificultades aún, más barreras para acceder a un empleo, más discriminación. Ser mujer y ser migrante es enfrentarse a la brecha de género en el mercado de trabajo.
La brecha de género se desarrolla con independencia del nivel formativo, y se agrava según factores como la edad o el país de origen. Esta brecha contribuye a fijar una imagen estereotipada de la mujer migrante en el mundo laboral y profesional, cuando la realidad es plural, compleja y diversa. Las mujeres migrantes tienen mucho que aportar.
Principales barreras para la inserción laboral
Las dificultades para obtener la autorización o renovación de los permisos de trabajo suponen un obstáculo de primera magnitud para las personas migrantes. No podrán figurar como demandantes de empleo, no podrán acceder a formación que les permita mejorar su grado de empleabilidad y no tendrán disponibilidad para trabajar a corto plazo.
Los tiempos de concesión o renovación de los permisos de trabajo, a menudo muy dilatados, provocan que una persona que estaba ayer en condiciones de ser un activo laboral, esté hoy fuera del mercado y corra el riesgo de caer en procesos de vulnerabilidad y exclusión social.
La mayoría de las personas migrantes tienen gran dificultad para realizar procesos de homologación y convalidación de títulos. En algunas ocasiones, por la dificultad e incluso imposibilidad de obtener determinada documentación del país de origen; en otras ocasiones, los tiempos de estudio y resolución de los expedientes se demoran considerablemente, llegando a prolongarse varios años. Esto supone una gran limitación en el desarrollo de su actividad profesional.
La situación de la vivienda en España es un problema social de primer orden. Los precios que el mercado inmobiliario impone tanto para la compra como para el alquiler de una vivienda es un gran obstáculo para muchas familias y personas. Estos problemas se agravan cuando hablamos de personas o colectivos en condiciones de especial vulnerabilidad, como es el caso de las personas migrantes. La ausencia de una vivienda o su carácter insalubre dificulta enormemente un exitoso proceso de inserción social y laboral. Además, en no pocas ocasiones, las personas migrantes se enfrentan a problemas de racismo y discriminación para acceder a un contrato de alquiler.
Las personas migrantes en su esfuerzo por conseguir un empleo se encuentran muy a menudo con un primer gran obstáculo: el idioma. Manejarse de manera funcional con un nuevo idioma y dominar la lengua a nivel oral y escrito lleva para cualquiera un proceso que no es ni corto ni fácil.Además, hasta que no se adquiera un nivel de competencia elevado difícil será tener acceso a oportunidades de formación profesional.
Junto al idioma, aparece el conocimiento de una cultura, de una sociedad y de unas tradiciones y usos sociales que pueden llegar a ser muy diferentes a los propios. Cuanto más acogedora sea una sociedad, cuanto mayor sea la capacidad de empatía, más se facilitará ese tránsito a la persona que intenta desenvolverse en un mundo nuevo.
Las personas migrantes se enfrentan a barreras psicosociales que se derivan de la dificultad de situarse de manera realista en su nuevo contexto social y laboral, de ajustar las expectativas a la realidad, de analizar puntos fuertes y débiles en sus competencias profesionales en relación a las necesidades cambiantes del mercado de trabajo.
La adaptación a un nuevo contexto y el ajuste de expectativas guardan también relación con el recorrido que la persona migrante ha debido realizar, con el esfuerzo invertido y el sufrimiento muy a menudo atravesado, así como con los procesos de pérdida inherentes a la experiencia migratoria.
Las personas migrantes se enfrentan a menudo en su búsqueda de un empleo a esa gran barrera que es la discriminación por origen racial o étnico, el racismo, la xenofobia. Se enfrentan a los prejuicios, tópicos y estereotipos que recaen sobre un colectivo tan heterogéneo y diverso como este.
La xenofobia entendida como el conjunto de actitudes, prejuicios y comportamientos que rechazan, excluyen y frecuentemente difaman a una persona o colectivo basándose en la percepción de que son extranjeros con respecto a la comunidad, sociedad o nacionalidad de referencia.